En México y en el mundo la crisis de las pensiones obligara a retirarse a una edad mayor. La semana pasada le comente en este espacio tres ángulos del problema de las pensiones en México: falta de cobertura, insuficiente ahorro y virtual quiebra de las instituciones públicas encargadas de dar servicios médicos a los pensionados.
La crisis de las pensiones no es un asunto peculiar de México. Se trata de un problema central en muchos países.
The Economist le dedica esta semana su artículo de portada a este tema. Señala que las reformas plantadas en diversos países desarrollados se han quedado muy cortas respecto a la dimensión de la problemática. Eso es aún más cierto para México.
Cita que de 1971 a la fecha la gente vive 5 años más, y para 2050 se agregara otros 3 años. Pero, de maneta contrastante, la edad de retiro promedio bajó 1 año y quedó en 63.
En casi todo el mundo aumentó entre 5 y 6 años el periodo en el que deben pagarse las pensiones de los retirados.
Esto sería posible si el ahorro hubiera crecido o lo hubiera hecho el número de aportantes a las pensiones, pero lo que sucedió fue exactamente lo contrario. Hay menos ahorro y menos cotizantes por cada retirado.
En el caso de México, las cosas son peores. El aumento en la esperanza de vida fue todavía mayor, el ahorro no despega y el escaso crecimiento económico de los últimos 20 años redujo el ritmo de alza de los aportantes.
El monto de los pagos de quienes se retiran con el sistema tradicional del IMSS es muy bajo. A muchos retirados su pensión no les alcanza. Quienes ahora ahorran en su Afore ponen tan poco que no les va a alcanzar cuando se retiren. El servicio médico del ISS y el ISSSTE va erosionando sistemáticamente su calidad.
Y quizá lo peor de todo es que alrededor de 25 millones de personas no realizan de modo regular ningún ahorro para el retiro. Pero evidentemente la sociedad mexicana no podrá abandonarlos cuando rebasen la edad laboral, por lo que van a demandar en dos o tres décadas muchísimos recursos fiscales para cubrir tanto su manutención como su salud.
En el mundo desarrollado la gran solución es alargar la vida laboral. The Economist plantea que la edad de retiro debe moverse hacia los 70 años. En México, subir el límite para el retiro es algo indispensable pero insuficiente.
Va a ser indispensable un aumento de la cobertura, probablemente con esquemas tipo pensión universal y con cargas fiscales asignadas específicamente para este propósito. También será indispensable un aumento del ahorro, que probablemente pase por una elevación de las aportaciones al ahorro obligatorio para el retiro. Y la otra línea de acción es una reforma completa de las instituciones de seguridad social.
Nadie le ha querido entrar al tema de la creación de un sistema universal de salud, que pase por cambiar la estructura institucional de la medicina pública. Pero no va a haber de otra. Como ya le he comentado en otras ocasiones, el problema que este paquete de reformas tiene es que son altamente impopulares, pues generan costos inmediatos y beneficios solo de largo plazo.
Pero no puede dejarse de lado, a riesgo de que nos estalle la bomba en pocas décadas.
apunte de Enrique Quintana
